Magia/Poesía

Ana Inés López

«La luz está bien», entradas desde un encierro

Ahora solo escucho una canción, es de Spinetta y se llama Dos de Enero, nunca logré que me guste Spinetta, pero después de escucharla y haber vivido ese momento de parir, las dos cosas quedaron relacionadas en la misma profundidad y me gusta volver ahí, a esa construcción emocional. Nunca me conecté con Spinetta, me parece que se regodea con los flujos más pesados de la emocionalidad, pero creo que esta vez le dio en la tecla con lo que sentí en la cesárea. El lunes dos de enero de 2017 a las nueve de la mañana apenas me vistieron con una bata celeste y un gorro quirúrgico, una enfermera me llevó en silla de ruedas al quirófano, me sentaron en posición de indio en la camilla y el anestesista muy distendido me explicó el procedimiento, parecía un polista, no me dolió, me acostaron y me empezaron a preparar, ya había perdido un poco el miedo. De lo que nunca me voy a olvidar es de que había dos ventanas inmensas, una enfrente mío y otra a mi derecha, la luz de las lámparas del quirófano era casi imperceptible al lado de la que entraba desde afuera, eras las nueve y cuarto de una mañana muy clara de verano, estábamos en un quinto piso, el lugar era blanco así que estaba inundado de luz.

Todo el día escribiendo con la mente, cuando iba en el 29 y toma Córdoba por la parte del bajo me entusiasmé, con todo, con la vida.
Caminando por la zona de Santa Fe y Uruguay, entré a dos locales de ropa para niños sobre la calle Arenales, tuve la revelación de que quiero ser como una señora de ahí, sencilla y elegante.

13 de marzo
Fuimos a un cumpleaños muy lindo y cuando volvimos notamos que la bebé había quedado pasada de vuelta. Un bebé te cambia la vida y hay que estar preparado, medio improvisar, medio estar sólido.

30 de marzo
Ya no es lo mismo ir a lo de mi abuela, no es como cuando era más joven e iba con mi mamá y con total impunidad revisaba los cajones de las habitaciones deshabitadas de mis tíos. Revisaba todo, lo desclasificaba y volvía a clasificar para una próxima revisada. Probablemente algo me llevaba a casa, algún souvenir y en la mayoría de las oportunidades objetos de bastante utilidad.
Aros, hebillas, dijes, medias, remeras, colonias. Mientras yo me pasaba horas revisando, ellas tomaban mate y conversaban de las clientas y de la vida en el pasado, de sus propias vidas en el pasado o sobre la de los parientes vivos, pero en la mayoría de las oportunidades sobre los muertos. Desde que tengo uso de razón que es mucho mas relevante, hermosa y definitivamente mejor la vida de los antepasados recientes, la nuestra, la actual, la que nos tocó a nosotros es como una consecuencia sin gracia de las anteriores. Antes había dinero, lujo, belleza, historias. Ahora hay conventillos o nada.

24 de abril
Tengo demasiadas preguntas en la cabeza como para irme a dormir temprano, las once y veinte de la noche, ni siquiera tengo ganas de fumar. Hoy el viaje en colectivo me hizo hilar muchas ideas, y también lo hizo pasar las sábanas por el secarropa, pero después cuando me quedo quieta y las invoco se olvidan, hay que volver a moverse para tratar de encontrar la punta del ovillo y por ahí sale algo.
Como la imagen de la panadería de Vilano, esa casa que ocupa bastante espacio de una esquina hacia un lado y hacia el otro, frente al Museo de Perón sobre la calle Perón donde hice salita de tres. Una vez en la primaria, después de unos años, fuimos a visitar la panadería con todo el grado, solo recuerdo unas tortas negras pero con azúcar blanca y un mostrador larguísimo y las paredes marrones con manchas aun más marrones de humedad. Las facturas de Vilano siempre  eran un poco más baratas.
De repente cae la noche, todos los tildes del whatsapp se ponen dobles y azules. Mi deseo para mañana es no estar enojada. La bebé quiere estar todo el día de la mano. Mañana tengo yoga y ahora estoy tomando un te cachamai. Puse arriba del botiquín del baño un frasco con hojas secas de eucaliptus de hace dos inviernos.

Me gusta el edificio de la esquina de Olleros y Libertador, no sé exactamente qué estilo tiene, me hace pensar en las casas de los médicos viejos y experimentados. Me pregunto cómo serán las vidas de los médicos, la de Juan Pablo Comas, la de Mario Frugoni, la de Oscar Botta ¿tendrán en su living una lámpara vieja de luz tenue?
La vida de las mujeres médicas no está representada en ningún escenario imaginario construido con elementos del pasado.
La vida de las mujeres está cambiando demasiado.

Que permanezca esto
La hornalla de la cocina
con su forma específica de prenderse
mi mamá durmiendo
con mi hija en su habitación
yo volviendo vestida de negro
después de un recital de María Creuza en Lobos
la tía de María
sentada sola en un palco
yo mirando el recital
y dándole un cierre de sentido
a la noche que descubrí el punk
entendiendo que el punk rock de verdad
tiene que ser de las mujeres
yo a pesar de mi contractura
haciéndome un té verde

yo dándome cuenta de algo
abajo de unos árboles
un sábado a la noche
en la Avenida Zapiola

estoy todo el tiempo escribiendo con la cabeza.

Cuatro paredes
Somos tres personas vestidas de colores claros
dentro de cuatro paredes
cargamos pañales y toallitas las mujeres
necesitamos una estampita de San Cayetano
para el trabajo
estamos los tres
la luz está bien

escuchamos un disco acústico en youtube
es de noche
aun falta
que Sara tome la última mamadera
pienso en los amigos
hoy no tuve muchos recuerdos.

Aislada y organizada, pensando en que todo funcione, codirigiendo este pequeño ejército de dos. Hoy me puse mal porque me sentí muy al mando y el mando puede ser un lugar muy solitario y odioso. Creo que no me gusta el poder, lo que me gusta es la organización.
Hacemos los quehaceres domésticos y todo se confunde con los sueños que tuve anoche que a su vez se mezclan con algo de literatura yanki.
Puedo estar una hora sacando las salpicaduras de cemento que quedaron en las paredes y puertas del baño.

Estoy amamantando
la nena me mira de reojo
y si le saco la teta
llora
estuve todo el día amamantando
cuando duermo no me puedo despertar
tengo sueños que soñé
en otra época
construcciones oníricas conocidas y asentadas
todas las tardes de verano amamantando en penumbras.

Tuvimos una hija china
mezcla de tus rasgos
y mi color de piel

tuvimos una hija china
tenemos el futuro.

El día está hermoso
y prefiero pensar que salgo
antes que salir
encerrada pensando en las palabras
me conformo con este pedazo de cielo cuadrado
que se ve desde el patio.

 

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Poemas/ Ana Inés López nació en Lobos, Provincia de Buenos Aires, en 1982. Publicó, Estas deben ser épocas felices pero me daré cuenta mas adelante (2103, Tammy Metzler); El campeón existencial (2014, Determinado Rumor) y Futuro (2016, Editorial Gigante). Es bibliotecaria y vive en Buenos Aires.

Foto/ Flavia da rin nació el  7 de mayo de 1978. Vive y trabaja en el barrio de Chacarita, Buenos Aires. Tiene dos hijxs. Estudió Pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. A partir de 1998 comenzó a volcarse además a la fotografía y al uso de los programas de edición digital. En el año 2000 hace su primera muestra individual en el sótano de una casa de ropa. Participó del Programa para las Artes Visuales Kuitca/CC Rojas 2003-2005 y en las Bienales de Cuenca (Ecuador) y Busan (Corea del Sur), en ferias y exposiciones individuales y colectivas dentro y fuera de Argentina.