Nostalgia del futuro

Para cuando despiertes, mamá

por Daniela Allegrucci*

Cuando saliste de terapia, el sol estaba naranja y apenas entraba en la habitación.
Te llevamos flores, aunque estaban prohibidas.
Pero sabíamos que te iban a alegrar al despertar.
Las flores, las mismas que te traía papá en cada fecha importante.
Las flores iban a cambiar el clima del lugar.
Al menos eso intentamos en todo momento, hacer de esto un juego, acaso ¿quién soporta tantos
meses, días y noche en una cama de hospital? Tiesa, con cables alrededor, con cosas que se ponen
y no se sacan.
¿Quién resiste?
Te decía, te llevamos flores, para vencer a la muerte en cada visita.
Una muerte que estuvo ahí latente, lamiéndonos la cara, abrazándonos la espalda, soplándonos de
cerca, y nosotros espantándola como mosquitos, desviando la mirada, la terrible sensación de
tenerla cerca, tan cerca, que nos latía el corazón tan fuerte al verte mamá.
Nada se compara a esos días, a sostenerte la mirada mientras podíamos y tras la puerta comernos
los codos de dolor.
Un dolor tan poco explorado.
Un duelar que se aviva con cada cicatriz de tu cuerpo.
Una sensación de ahogo perpetua.
Un cuerpo que ya no soporta.
Cuando saliste de terapia te llevamos flores, para reírnos.

Reírnos nos salvó.
Me salvó.
Nos mantuvo en pie durante meses.
Lloramos a mares a una madre que empezó a padecer con todo su ser.
Lloramos en silencio, una y otra vez, mientras dormías, mientras te ponían el oxígeno, te
transfundían sangre, mientras te curaban las heridas, con medicación, con azúcar, con hilos y
agujas.
¿Quién resiste?
Nada volverá a ser como fue.
Tu vida, la mía, la nuestra.
La locura de ir y venir y no dejarte y no llorar con vos al lado, de secarte las lágrimas, de salir y
volver a entrar con rosarios, agua bendita y todo el arsenal necesario para sobrevivir a la vida.
¿Quién resiste?
Y te llevamos flores, porque la vida, pese a todo, se celebra mamá. Aunque nos golpeamos en el
andar, en el transcurrir, en el intentar detener el tiempo, el dolor, en sostenernos.
Y papá no está y ¿quién hace la comida ahora?
Y papá ya no viene y ¿cómo hacemos mamá con todo esto?

El otoño arrasó con las hojas del jardín.
El paisaje es amarillo y colorado, afuera. Adentro, siempre es el mismo.
En el mientras tanto repaso tus recetas, cocino y trato de no olvidar ningún ingrediente.
Tiendo la ropa tal cual me enseñaste, sacudirla para sacar las arrugas y después colgarla en una
silla y no necesita planchar, me decís por celular.
No me sale coser. Ni un ruedo, no puedo pasar el elástico en el pantalón, ¿cómo hacías vos, con
eso y con todo?
Repaso las fechas de cumpleaños. No me acuerdo de ninguna, no me acuerdo el año en que
naciste, me olvido de todo. No puedo retener nada en mí, todo se me cae, se va, se rompe, se
quiebra.
Uno las partes y el alma sigue igual de rota.

Despertás y sonreís al verme.
Y yo me río, porque al fin, los milagros suceden.

 

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Daniela Allegrucci (La Plata,1986). Es Periodista, docente (Egresada de la UNLP) y Locutora Nacional (ISER). Le gusta más escribir que leer. Participó de algunas antologías poéticas y realizó distintos talleres de escritura y poesía. En 2023 sacó su primer libro infantil “Retoño”, en formato pop up, de la editorial Alma de Papel. Escribe en @dani.allegrucci