Magia/Poesía

La bienvenida

Por Lala Martin*
(Bombal)

Fragmentos:

Hace algunas semanas comenzamos a decirle a nuestros seres queridos que vamos a tener un bebé.

Yo, difícil como siempre me han dicho que soy,
había declarado que no quería comenzar una especie de tour,
el estoy embarazada tour,
donde cada estadio lleno es una reunión de
amigos
familiares
conocidos
que vitorean lo que te pasa y viven la victoria como propia.

 

Me llevó muchos años tomar la decisión de ser madre y todavía podría hacer la lista completa, con nombres y apellidos, de cada pelotudo y de cada pelotuda que alguna vez me apuntó con el dedo frente al mundo entero para decir que no teníamos hijos por mi culpa.

Ahora que la noticia había aparecido, ahora que las cosas eran diferentes, sabía que no me quería enfrentar al tan obvio “¿qué te hizo cambiar de parecer?” pero de una forma muy extraña nadie
nunca
me hizo esa pregunta.

 

*

Quizás debiéramos encontrar un paréntesis entre lluvia y lluvia
donde yo me pueda acostumbrar a vos
y vos te puedas acostumbrar a mí antes de que llegues
y antes de que ellos traten de civilizarme
y darme forma de madre.
Bienvenida,
te estábamos esperando. 

 

*

Un grupo de hombres grita en la tele mientras mi mano descansa
sobre la pequeña curva que hasta hace unos días
no estaba allí.
Un grupo de hombres grita en la tele y, por hoy, nadie me ha dado la bienvenida.
Discuten sobre sistemas tácticos y estrategias, sobre el mundo de la pelota,
y discuten sobre tópicos y temas que parecen importantes si una no tiene cuidado y es propensa a perderse en dicotomías como boca/river.
Uno de ellos se para, enfático, y camina entre sus compañeros
hasta que encuentro el mute en el control remoto y mi mano descansa
sobre la curva que apareció hace poco,
mientras un tipo en la tele se queda sin palabras,
sin tácticas
y sin estrategias.

 

*

Estaba atada a la cama, sola, pero seguía luchando incluso cuando todo parecía decirle
que ya no valía la pena.
Cuando la fui a ver, supe que ya no sabía lo que era la tranquilidad.

Se movió de una forma extraña,
mi madre pensó que esa no era una escena apta para una niña pequeña.
Se agitó con huesos frágiles,
firme en el olor nauseabundo de los sistemas de abandono.
Tenía una luz muy tenue – era el reflejo intermitente de la persona original que había existido antes de las ataduras y de los barrotes.

Me alegró saber que todavía quedaba algo de ella que se dejaba ver por última vez.
Fue la primera vez que experimenté la fuerza del poder triste.
Nos fuimos y se murió al día siguiente.

 

*

“Es que siempre es buena noticia la llegada de un bebé,” te dicen y vos
te preguntás

en qué país,
en qué mundo,
en qué contexto,
en qué contemporaneidad
sigue habiendo lugar para que existan
esas fantasías.

 

Pero, ¿viste?
¡Yo sabía!
¿Cómo lo ibas a saber, si ni yo misma lo sabía?
La falsa clarividencia está al día
en las prisiones conceptuales de un patriarcado
que ha criado torbellinos de pasados.

Te va a cambiar la vida, quieras o no,
ya nada será como antes.

La violencia de los categóricos absolutos
que se siguen repartiendo según qué genitales te toca tener
desde incluso mucho antes de que lleguemos a tenerlos.

 

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Lala Martin
IG @lalu_martin