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diario de fertilidad

Me presento: me llamo Carolina Cordoba, tengo 37 años, soltera, vivo en Bs. As, soy abogada especializada en el área de familia. Acá estoy conectándome con un mundo que nada tiene que ver con lo que creía que hasta hace unos meses me definía.

Entré al mundo de la maternidad diferida sin querer, sin saber, por “causalidad” como me gusta llamarle. Por sugerencia de una amiga en una charla de café, luego de hablar con mi ginecóloga me hice el análisis de la hormona antimülleriana. Días después el resultado confirmó el temido e ignorado diagnóstico: baja reserva ovárica. Mi cuerpo me estaba avisando que me quedaban pocos recursos (ovocitos) para lograr el deseo de la maternidad; y que el reloj biológico había estado corriendo de forma acelerada sin consultarme. Catorce años de noviazgo, una vida planeada y estructurada que se me dió vueltas en mi tercer cambio de década. Siempre anhele una pareja sana, compañera que coincidiéramos en el deseo de construir un futuro y una familia juntos. Pero la vida me llevo por el camino opuesto.

Luego de varias lágrimas e interrogantes (que aun no tienen respuesta), comencé la recorrida de Instituto en Instituto de fertilidad. Desde el comienzo este camino fue agotador, puse mi vida en pausa y concentré mis energías en saber que era lo que me estaba pasando y en que herramientas tenia para superarlo. Leí, investigué, consulte con especialistas, me asusté, grité, me indigné, me escondí y finalmente decidí hacer algo. Tenía que someterme al proceso de “vitrificación de ovocitos”, en palabras sencillas iban a estimularme con hormonas para que los ovocitos maduren lo necesario y así poder punzarlos, para finalmente congelarlos.

Las estadísticas y las probabilidades no eran favorables, mi contexto emocional tampoco lo era, estaba recién separada, aterrada, desahuciada, pero pensé que tenía que dejar de postergar por un otro un deseo que era solo mio. Así entre mucho miedo e incertidumbre realicé mi primer tratamiento en marzo de este año. En ese momento de ansiedad y de tantos sentimientos encontrados surgió la necesidad de hacer al mismo tiempo algo que me apasione, algo que equilibre la balanza para el lado positivo y evitara salir corriendo. Fue así que me conecte con la cámara de fotos y reviví mi pasión por la fotografía. Quise retratar el proceso de una forma real, cruda y visceral. Fui armando una serie fotográfica y gesté un diario de autorretratos. La magia de la fotografía y de este proyecto fue la forma de canalizar la montaña rusa de emociones y convertirlas en algo artístico. Opté por un formato blanco y negro que fuera el hilo conductor de las fotografías y que a su vez dejara plasmado el sentimiento que mas me brotaba: el dolor. Elegí la desnudez como forma de darle un tinte autentico y propio, mostrando mi vulnerabilidad. Poco a poco este proyecto fue creciendo, tejí redes de contención con mujeres que atravesaron o estaban por atravesar ese mismo proceso. Me di cuenta de que no estaba sola; y de que aun en esta era tan moderna, la fertilidad de la mujer sigue siendo un tema silencioso y sobre todo si no se está en pareja.

No muy conforme con el resultado medico, ya que congelé solo dos ovocitos en el primer tratamiento decidí ir por el segundo. También sola pero esta vez mas acompañada por mujeres desconocidas que me tendían su mano. El segundo tratamiento ya no fue en secreto, decidí viralizarlo, decidí desde mi lugar aportar un granito de arena para concientizar sobre la temática.

Me encontré con una nueva Carolina, mas fuerte, con una energía mas positiva y esperanzadora. Pero no obstante el resultado del segundo tratamiento tampoco fue el esperado: volví a congelar solo dos ovocitos.

Ahora con intención de un tercer tratamiento donde pienso apostar todo lo que tengo y mas, me encuentro en una búsqueda personal mas profunda. Atravieso una búsqueda mas holística; busco conectarme con mi cuerpo, amigarme, aceptarme, conocerme y explorar nuevos recursos. Desde la nutrición hasta la meditación, desde el yoga hasta rituales femeninos. Estoy abierta a lo que el universo me depara, estoy mas atenta a las vibraciones, me dejo llevar por las personas que “causalmente” se están cruzando en este momento de mi camino.

No pierdo las esperanzas de lograr mi deseo, y en el intento de realización de este sueño es que fueron apareciendo otros nuevos, impensados; como estar escribiendo estas lineas para quien se esté tomando el tiempo de conocer mi historia y tal vez se sienta identificad@ con esta palabras.

Sigo trabajando para contar mi historia desde un lado mas positivo, mas artístico a través de las fotografías sabiendo que soy yo quien construye este camino y quien va a llegar tarde o temprano a un final feliz.