Magia/Poesía

María Elina Zacarias

Fragilidad

La piel del bebé es suave
como de terciopelo.
La cabeza es pesada
desproporcionada en relación al cuerpo.
Los ojos del bebé son de un color
que aún no tiene nombre.
Las plantas de sus pies son como un mapa
en el que se dibujan ríos y quebradas.
El pelo del bebé es tan finito
parece que se te va a romper entre los dedos
como los pétalos de un pensamiento.
El olor del bebé
es una mezcla de otros olores
igual de salvaje que de adictivo.
La sonrisa del bebé es un boleto
al trencito de la alegría.
Toda la fragilidad del bebé
se deja ver en sus manos.

 

Ofrendas
Quizás un beso
un abrazo
un masaje,
que empiece por los pies
y termine en las cervicales,
un ¿cómo te sentís?
un ¿con qué te ayudo?
una ducha
un sandwich

quizás un desodorante
unos mates
un poema
un buen colchón
un chocolate en la madrugada
un grupo de whats app
unas horas de sueño
una foto pasable

quizás un te entiendo
a mí también me pasó
no es el único
no estás sola
cosas
que ayuden a surfear las olas
que provocó el tsunami

 

Se durmió
Se durmió
al fin se durmió
cien veces canté
«Duerme, duerme negrito»

Perdida la noción del tiempo
me queda confiar en el espacio que se abre
entre
sus necesidades y las mías
sus cachetes y mis besos
su sueño y mi cansancio.

Al fin se durmió
y en la oscuridad de la noche adivino
el color de sus cejas
los hoyuelos en su cara
la suavidad de sus manos
el ritmo del aire
entrando y saliendo por su nariz
el movimiento ondulante de la lengua
como queriendo succionar
succionarlo todo.

Lo huelo
no lo toco
no me muevo
no vaya a ser que se despierte.
Qué bello es verlo
en la mansedumbre del sueño
qué paz este silencio
a esta hora de la noche.

Se mueve
se refriega los ojos
aún dormido
se sienta
me busca
me encuentra
me sonríe

lo abrazo
para que todo vuelva a empezar.

 

Por nacer
Sentada al pie del sillón
mientras pasaban las contracciones
te leí
dos veces el mismo libro
y te canté

te pregunté
si te acordabas
de nuestras charlas
sobre el día
en que tu hermano
decidiera llegar

te dije
que cuando despertaras
yo no iba a estar
a tu lado
y me miraste en silencio
entre resistiendo
y aceptando
con la incomodidad de un cuerpo
que se iba abriendo
esperé que te durmieras
y te contemplé
con los ojos empañados

te besé la frente
te agradecí
por tanta entrega
y te dejé
soñando en el sillón
con una parte de mi corazón
latiendo en el tuyo
sabiendo que esa noche
en que dormiríamos separados
por primera vez
iba a ser la última
en la que fuéramos
solo nosotros
nosotros dos.

 

Afuera no hay puerperio
Afuera parece que hace frío
los veo desde la ventana
apurados
con sus gorros y sus bufandas al viento.

Afuera hay mucho ruido
no distingo
pero sus conversaciones me llegan
como ensordecedores bullicios.

Afuera tienen prisa
no detienen su paso ni levantan
su cabeza
aceleran y me pasan por los costados.

Afuera lucen elegantes
visten camisas floreadas
y jeans elastizados,
entran y salen de las oficinas,
paran en algún barcito
a tomarse un café,
rara vez van a la plaza,
pero toman clases de baile,
meditan y hacen yoga.

Afuera no es cierto,
me repito,
parece que hay vida
pero la vida
está acá adentro.

 

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Ella/ María Elina Zacarias. Nací en Las Flores en 1986. Viví varios años en Capital Federal y ahora resido en Azul. Soy licenciada en Ciencia Política (UBA) y puericultora (PyC). Soy mamá de Lolo y Milo y la maternidad me llevó a reencontrarme con la escritura como herramienta poderosa de expresión. En el collage creativo encontré una faceta mía que desconocía. Sigo buscando, siempre.