Imágenes

cinco inviernos

Quinto invierno de mi vida en el Este y haciendo rewind hacia aquel primero de 2018 y la frase que todos repetían: “Hay que pasar el primer invierno”. Recuerdo pararme en medio de la ruta 10 y sentir el silencio. Ningún coche viniendo por ningún lado. Y mi preocupación porque no quedaba nada abierto, ni cafés de día, ni un kiosco o una farmacia de noche. Hoy ni me doy cuenta de esos detalles … pero acababa de llegar de vivir en una ciudad que permanecía encendida de noche.

Igualmente terminé ese mismo invierno eligiendo el bosque sin alumbrado público para vivir y con la certeza de que quería tener mi casa aquí. Al final del invierno estaba firmando la escritura de venta de mi casa de Cordoba y comprándome el terreno donde construí el hogar donde vivo hoy. Fue un lindo invierno… Ya que no había muchas opciones creamos un ciclo de cenas que se llamaron Vermú y conocí al padre de mi hija.

Comencé el segundo invierno esperando poder terminar mi casa para recibir a mi hija y rogando que el padre esté conmigo en esta aventura. Me había enterado que estaba embarazada en Argentina y aunque no tenía seguro médico, ni casa aún y una pareja aún resistente con la idea de la paternidad, me vine a Uruguay a encontrarme con él y sabiendo que mi hija tenía que nacer aquí.

Finalmente él me ayudó a terminar la casa y aquí recibimos a Kala que casi nace en la escalera …

El tercer invierno éramos tres pero por trabajo un mes y medio Kala y yo tuvimos que quedarnos solas… terminé asumiendo que hacerme la que podía con todo ya no me servía.

El cuarto invierno ya era 2020 y empezó con pandemia y separación. Tenía terror de quedarme sola con una niña de un año y medio, una estufa que encender ni bien me levantara y la presión de sostenerme económicamente como lo había hecho siempre pero ahora pasando mil horas con ella.

Ese invierno, el pasado fue cuando desteté a Kala, también llena de miedo, fue el invierno que amplié mi red de apoyo y ya separados empezamos a construir un buen equipo de crianza con el papá de Kala y también fue cuando caminando de noche con ella en brazos envueltas las dos en mantas me di cuenta que había una fuerza más grande que me sostenía, que venía de mis ancestros, de la Tierra y este cielo sin alumbrado público que me recuerda la inmensidad de la que soy parte y me hace sentir la gran fortaleza que también hay dentro mío.

Otro invierno lleno de incertidumbres pero acompañada, habiendo aprendido a pedir ayuda, a llorar, a confiar en todo lo que puedo, todo lo que me era imposible de imaginar antes de la maternidad (antes de parir, en primer lugar) y reencontrandome con lo lindo de la vida, con disfrutar, reencontrandome conmigo, en una nueva versión más mujer, más madura.

>>>

Tamara Villoslada / Yogui, cocinera y desde siempre dibujante. Ahora también mamá de Kala.
A través del dibujo de línea fina y un lenguaje entre la poesía y el cómic relato mi mundo, de modo muy personal y femenino pero también universal.
Participé en muestras de arte en galerías de Córdoba, Buenos Aires, Barcelona, New York y en Premios como Curriculum 0, Andreani, La Linea Piensa, etc. Mis ilustraciones aparecieron en revistas y libros, también en Antologías de Ilustración. Acabo de publicar mi primer novela gráfica, Atlántico (Bang Ediciones / Barcelona). Vivo y trabajo en La Barra, Punta del Este, Uruguay.
Podés ver más de su trabajo en Instagram @tamaravilloslada