Magia/Poesía

Constanza Penacini

Frontera de mí
Sueño con bebés chiquitos mínimos
que también son animalitos peludos
y que siempre olvido por ahí tirados
hambrientos.
De pronto me doy cuenta de que parí y olvidé.
Es un sueño suave y horrible que me acobarda una y otra vez.

El tiempo pasó y cuando supe que estaba embarazada otra vez
me quedé quieta
como un animal en peligro.

*

Crece adentro mío y me transforma. Soy su hábitat. Mis ruidos internos y mi voz son sus sonidos. Respira el aire que respiro y lamenta mis lamentos. Calculo que mis movimientos lo condicionan, pero los suyos me obligan a estar inmóvil, a levantar los brazos, a acostarme, a comer o a no comer. Soy un ser de doble comando, solo que una de esas voluntades es inaccesible para mí. Amo el misterio que me habita. No sé cómo voy a sobrevivir cuando quede otra vez a solas conmigo.

*

Según leo, al bebé ya se le cayó el lanugo, esos pelitos blancos que lo protegen adentro de la panza. También a mamá se le empezó a caer el pelo. Ahora usa peluca y la odia. El otro día me mostró su calvicie con pudor y angustia, y no lloré. A veces hablamos de nuestros cambios físicos como si estuviéramos atravesando cosas similares. ¿Mamá estará gestándose de nuevo? La quiero ver nacer.

*

Pienso en el bebé de adentro y en el bebé de afuera, y me cuesta unirlos.
Si sale, voy a quedarme sola. Si no sale, también.

*

Creí que iba a partirme en dos. Creo que me partí en dos.
Y cuando salió de golpe como un pez empapado, no supe quién era ese bebé que aullaba en mi pecho. Ni entendí del todo que ya no había nadie adentro mío. Perpleja y cansada, sentí que me moría cuando se llevaron a la criatura desconocida.

*

Sigo la enfermedad de mamá a la par que el crecimiento de mi hijo. Los comparo, los cuido, muero de miedo por los dos. Los necesito.

*
¿Mami, a dónde estás? ¿A dónde estás, mami? Insiste en preguntar fuerte y con vos dramática en la oscuridad. Yo estoy a unos centímetros, durmiendo en la misma cama. Pero él necesita repetir la escena que termina cuando lo toco y le digo, estoy acá, hijo, estoy acá.

*
Qué raro este cuerpo mío
tantos años sin entenderlo, sin quererlo.
Ahora mi niño corre por el pasto
recostada, lo veo alejarse.
El sol me hace entornar los ojos.
Él para, gira y me busca con la mirada
el universo entero se acomoda
y sonreímos.

>>>

Constanza Penacini es licenciada en Letras por la UBA y profesora de Literatura brasileña en la misma institución. Trabajó como editora de literatura y ensayo durante más de quince años. Actualmente, está realizando una investigación de doctorado sobre Clarice Lispector.

Ilustración/ Julieta Escardó, «Novia», 2011.