Por Florence Vaisberg*
9 de Febrero de 2015 1am
Me levanto con ganas de hacer pis y no llego al baño.
Catarata interminable de liquido amniótico.
Pánico. Mucho pánico. Listo ya está, va a salir ahora. Qué hago?? Todo pasa en una milésima de segundo mientras miro a Juan en la cama dormido.
“Juaaaaaaaaan, rompí bolsa, qué hago?”
“Uuuhhh eeehhhh, llama a la partera”.
Voy al baño, me siento en el inodoro y temblando la llamo mientras sigo largando chorros de agua. Me atiende rápido y me dice que está de guardia, que me va a atender una amiga partera que forma parte del equipo médico.
Además mi obstetra estaba de vacaciones y había dejado a su socio.
La partera me explica por teléfono:
“Tenés que tener contracciones de un minuto cada cinco minutos durante una hora, si no es así no vayas al sanatorio porque vas a perder tiempo”.
“Ok”.
“Vas a empezar con dolores cada vez más intensos”.
“Ok”.
“Me llamás cualquier cosa, igual te dejo el número de mi colega. Andá a la cama semi sentada”.
“Ok”.
Voy envuelta en toallones, no para de salir liquido. Por suerte es de color transparente, porque si hubiese sido de algún otro colorcito significaba que la materia fecal del bebé estaba dando vueltas y no era bueno, quizá significaba que habría que inducir el parto, por suerte todo eso no pasó.
Al principio pensé: Aaaah no es nada esto de las contracciones. Hasta que de a poco fue siendo terrible, me agarraba de las sábanas y del colchón con toda mi fuerza. Grité por primera vez en mi vida “Ay Dios mío ayudame”. El dolor era inexplicable pero calmaba a los 2min, 30seg o 60seg, en esos momentos trataba de descansar mientras que con una aplicación del teléfono llevaba las cuentas del tiempo.
Nunca nadie me había dicho que se podía sentir semejante dolor.
Algo que tenía claro era que no quería pasar por una cesárea. Por lo que traté de pasar el mayor tiempo en casa. Juan dormía, intentó ayudarme o hacer algo para que me sintiera mejor, pero lo saqué cagando, se dio vuelta y se volvió a dormir. Mientras yo pensaba: Cómo hace para dormir? buehh….
7am
No aguanto más y llamo a la partera, me dice que vaya al sanatorio que ella le va a avisar a la otra. En el auto al igual que en la cama voy agarrándome cuando me da la contracción, con todas mis fuerzas. Al llegar se acerca un valet parking del sanatorio y me dice: “Necesitas ayuda?”. “Síiiiii no me puedo mover”. “Aaah espérame un segundo…”. Y viene con una silla de ruedas. Escena bizarra. Subimos. ¨No importa que estés en el peor estado del mundo y por explotar una criatura, tenés que llenar un formulario”.“Queeeeeeeeeé?”. “Ok”. “Pero me siento muy mal, haceme pasar a la sala de preparto porque quiero vomitar”. “No, no se puede. Hasta que no llegue tu partera no podés pasar”. “Pero voy a vomitar…” Y vomité todo el hall. Finalmente me hace pasar a la sala de preparto. 9am llega la partera, me hace tacto y dice: “Ya estás a punto caramelo!”. “Joya, menos mal no puedo más, me dan algo para que se me vaya este dolor tremendo?”. “Sí, ahora en la sala de partos, llega el anestesista y te damos.” Cuando estoy súper lista para parir aparece el obstetra, después de tres pujos me dice que va a usar el fórceps porque no estoy pujando del todo bien… “Bueno por favor, sacala ya!” Mientras me miro cómplice con una enfermera que estaba presenciando el parto, asiente con la cabeza diciéndome: “Si si si, te acaban de hacer un gran tajo”. “Ok”.
11 am
Sale Ana.
“Un poco más y no salía, es gigante pesa 4kg”, me dice el obstetra. “Ufff”. Me la dan por 3min y se la llevan. Estaba estresada porque había tardado en salir. Recién pudimos tenerla 3 horas después. Enseguida la puse en mi pecho y fue lo más hermoso del planeta.
>>>
Ella/ Florence Vaisberg nació en Buenos Aires en 1979. Es Fotógrafa y docente. Actualmente se dedica a la joyería. Podés ver su trabajo en www.florencevais.com.ar
foto/ Primer registro de Ana 9/02/2015 fotografía con celular.