IMPERATIVOS DE MARCHA
Poemario de una deconstrucción
Tomar distancia.
Necesitarla.
Darnos aire.
Mirarlos desde lejos para poder disfrutarlos,
pero lo suficientemente cerca para no perderlos de vista.
-últimamente cuando no lo están suelen invadirme
unos miedos extraños y muy vividos-
La sensación y el deseo de un tiempo
que se detiene por algunos minutos.
La posibilidad de recuperar algo de espacio personal,
de redescubrir los límites de la individualidad
que quedaron completamente esfumados.
Los metros exactos que
me ayudan a ser mejor madre.
*
¿Dónde está mi deseo?
¿Cuál es el lugar donde se aloja?
¿Hay un espacio vacío para que se aparezca?
¿A qué huele el deseo? ¿Cuál es su sabor?
¿De qué está hecho? ¿Podré tocarlo? ¿O solo sentirlo?
No hay manera de pasarlo por el tamiz de la racionalidad.
Cuanto más intento entender más se me escapa.
Mi deseo desaparece entre pilas de platos sin lavar, entre whatsapps sin responder, entre papeles que se acumulan sobre la mesa.
Por ahí, a pesar de todo, está aún conmigo…
¿Quién sabe? Yo todavía no.
¿Dónde está mi paciencia?
¿Quién me la robó?
Alguna vez la tuve, alguna vez sentí que estaba…
Ya no más.
*
1.
Este quiste está hecho de culpa, de toda la culpa que siento, y del enojo (conmigo misma) que me produce sentir siempre culpa.
Un quiste que siempre estuvo ahí, que no es solo mío sino de mi linaje femenino completo.
Cambiar de forma, dejar morir lo que ya no sirve más.
Encontrar una nueva forma propia
Autoparirme y Automaternarme
Mirar el miedo de frente. Habitar la oscuridad para poder renacer.
Poner mis límites.
Reconocer mi valor por lo que soy y no por lo que hago.
Sueño que quedó embarazada y decido abortar, interrumpir, dar muerte para habilitar la vida.
2.
Ecografía: Un tumor en el ovario. 8cm.
El miedo. El terror. La angustia.
Entrar al túnel decidida a atravesarlo hasta el final.
Toparme con mi dark side: Una sucesión de imágenes terribles.
Imaginar los peores escenarios.
Llorar.
Mirar a mis hijos y llorar.
Levantarme a la mañana, acordarme y llorar. Irme a dormir, no poder conjurar el miedo y llorar.
Llorar casi como un acto reflejo, cómo si fuera lo único que sabía hacer con todo eso.
¿Qué tengo que sanar? ¿Qué significa esto que me pasa?
Preguntarme los por qué, los para qué, pensar en los aprendizajes.
Bucear, evaluar cambios. Revisar el pasado. Buscar data.
Entregarme. Confiar. Dejarme cuidar y curar.
Entrar al quirófano.
>>>
Clara Franchini / Desde que era chica Clarita quería ser artista pero devino socióloga. Escribió, dibujo, pinto y bordó. Hizo taller con Giselle Bliman, Fotografía con Lu Galli y escritura para artistas con María Rodríguez Iglesias. Se embarcó en una maestría en Historia del Arte que cursó y no terminó.
A los 28, la maternidad colmó su espíritu creativo primero con Juani (9) y después con Santi (6). La vida se revolucionó. El arte y la escritura pasaron a segundo plano.
Varios años después, pandemia y tumor (afortunadamente Benigno) mediante retomó la escritura para contar una historia de amor. Empezó taller de escritura con Natalia Romero, tutorías con Brenda Howlin y pintura y escritura con Milagros Pochat. Volvió a escribir, a pintar, a bordar y a querer ser artista.
Foto: Ana Lestido