Relatos/Partos

Mejor

Por Soledad Mauro*

Estábamos en semana 37 y mi hija no estaba creciendo lo esperado, empezamos controles cada dos días. El embarazo había sido hasta el momento lo que siempre había soñado, pero en mis sueños el embarazo culminaba con un parto vaginal y ahora estaba a punto de despertar en una pesadilla con cesárea.

Cada mañana de diciembre al despertarme me sentaba en un sillón a meditar. En cada inhalación y exhalación imaginaba a mi hija bailando dentro mío. La veía girar, nadar y salir de mí, cual pez saltando en el agua. El agua siempre la visualizaba violeta y rosa, sus colores favoritos.

7 de diciembre 2017
Esteban: ¿Invitamos a los chicos mañana al mediodía?
Yo: Dale!
Esteban: Voy a comprar algunas cosas.
Yo: Yo arreglo con los chicos.

Termino de mandar el mensaje y siento un ruido en la panza. Si, un pequeño ruido a roto. Empiezo a sentir un poco mojada la bombacha. Chequeo los apuntes del curso de preparto. Según mis anotaciones estaba todo bien, pero llamo a la partera que personalizamos para conocer su opinión. Me dice que vayamos al hospital que me iban a ver las parteras de turno y más tarde hablábamos.

Vamos para el hospital, esperando que me digan que volvamos a casa. Meterme en el baño a respirar. Poner la playlist que había escuchado todas las noches desde el tercer mes de embarazo. Hacer posturas de yoga y sentir dolor, dolores agudos que me hagan gritar, retorcerme y llorar. Como lo había soñado. Una noche clara y cálida nos acompaño hasta la guardia. 21.30 hs. nos recepcionaron. Llega la silla de ruedas y me trasladan a una salita. Una señora firme pero dulce luego de hacerme unas preguntas me hace tacto.

Partera: Esta bebita va nacer rápido, Papá anda a buscar los documentos y vos mamá anda a cambiarte. Yo: Lista con el outfit de parturienta me instalé en la sala de dilación, estábamos solas, mi hija y yo. Apagué las luces y me senté a respirar esperando el dolor.

Partera: ¿Dónde estás?
Yo: Acá, en el baño respirando.
Partera: Vamos a ponerte un poquito de anestesia
Yo: … Sí.

Llega Esteban y nos pasan a la sala de parto.

Arrancamos con los pujos, yo quería gritar pero no sentía las contracciones. Gaby, mi partera, me avisaba cuando llegaba una y yo pujaba.

Gaby: Se fue la anestesia, ¿querés más?
Yo: No!
Gaby: Un pujo más y sale.
Cuarto pujo.
Gaby: ¿Querés sacarla vos?
Yo: ¿Puedo?
Gaby: ¡Claro, es tu hija!
22.55 hs. La agarré por primera vez con mis manos y la puse en mi pecho.
Hola hija, bienvenida! Te estábamos esperando.
Una chica que estuvo todo el tiempo al lado mío, que no sé quién era, supongo que alguna residente. Me miró y me dijo, «Fue hermoso, sonreíste todo el tiempo».

No hubo dolor, no hubo llantos, ni gritos, hubo sonrisas y alegría. Fue mejor de lo que había soñado.

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Ella/ Mi nombre es Soledad, me lo puso la madre que me abandonó, mi nombre, me marcó pero no me determinó, fui criada por una familia de escasos recursos y mucho amor. Me formé como diseñadora de indumentaria en la UBA, de grande supe que mis primeros meses de vida habían transcurrido en un taller textil.Tengo un emprendimiento de accesorios para bebés. Ocupación: Mamá full time, enamorada de mi marinovio, me gusta cocinar y hacer collage. Actualmente cuerpo, mente y alma en refacciones.