Magia/Poesía

Ioana Catsigyanis

El paso del equilibrista

Cuando acuesto a mi hijo
y a su lado cierro los ojos,
en mi cabeza hilvano y descoso
versos y versos,
como una penélope
laboriosa junto a la ventana,
que cuenta las sílabas,
una a una saltan el cerco
y pasan el tiempo mientras llega
el sueño libertador
a apagar los párpados del niño,
que suaves se abandonan
uno sobre otro.

 

*

¿Qué te asusta de abandonar los párpados
y dejarte llevar río abajo, como una balsa,
hacia la profundidad del bosque?
Un ángel azul se posa al pie de la cama,
luchás entre irte y no perderlo de vista
mientras suaves olas de mar te golpean
incansablemente, ¿será por eso
que las canciones de cuna concluyen
con una forma pueril de amenaza?
Caras desconocidas, objetos brillantes de día
pueblan la habitación transformados en
alimañas y brujas, y un hábito de otro tiempo
te lleva a cerrar los puños mientras los ojos
bajan la guardia. Vencido,
quedás entregado por fin al capricho del viento.
Sobre la ventana una rana vieja
se olvida de sí, de cara a la luna.
Un gong la despierta
en mitad de la noche.

 

*

Cuento los minutos con la misma precisión
que los grados de fiebre y pienso
en la comunidad que formamos todos
los que atravesamos la noche despiertos,
las cosas que pueblan la mente se distorsionan
y toman formas alucinatorias o fantásticas,
como las visiones del marino mientras avanza,
con la mirada fatigada, por el océano abierto
bajo un cielo oscuro.
Dormito y los oídos quedan pendientes
de otra respiración que sube y baja
a mi lado,
como un tic-tac vital que envuelve
el silencio entero de esta hora inmóvil,
surcado momentáneamente por el rugido solitario
de un coche en fuga hacia los confines del cuadro.
Como un equilibrista me mantengo
con pie tembloroso,
en la delgadísima línea del medio, entre
abandonarlo todo
o volver a la cabecera de la cama,
la batalla más dura que libra el centinela
tiene lugar en su patio interior.
Por la mañana un rayo de luz
pulveriza las deformidades de la noche,
la llegada del día sorprende y una ligera alegría,
una rara nostalgia me invade como al sobreviviente,
cuando se despierta de pronto
en alguna playa.

 

>>>

Ioana Catsigyanis es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires, y Magíster en Letras Clásicas por la universidad de París – La Sorbona. Trabajó como docente de literatura y de griego clásico; como investigadora y correctora de estilo. desde 2006 vive en París, donde se desempeña como profesora de lengua y civilización españolas. Esta selección de poemas forma parte de su libro ¨El paso del equilibrista¨ ( Huesos de Jibia, 2018)

Ilustración/ Paula Mariasch. Nació en Buenos Aires en 1977 y es arquitecta egresada de la FADU, UBA. Desde 2005 ejerce su profesión de forma independiente, dedicándose eminentemente al proyecto y dirección de obra para remodelaciones y ampliaciones de casas. También realiza colaboraciones en diversos medios como fotógrafa e ilustradora, y tiene su propia editorial dedicada al diseño y producción de flipbooks ilustrados. Algunos de sus trabajos se pueden ver en Instagram (@paulamariasch). www.paulamariasch.com.ar
www.edicionesaldea.com.ar