Relatos/Partos

Ziggy

En la siesta del viernes 17 de septiembre tipo 15/16 hs mientras Elvis y yo dormíamos sentí que me hacía pis encima. El líquido no era pis sino la bolsa que se había roto.
Ya desde el día anterior me sentía atravesando el velo. Ziggy estaba aterrizando.
Les avisé a las parteras porque efectivamente seguía chorreando líquido y me dijeron que esté tranqui porque eso podía durar, no tenia contracciones.
Lucho llegó tipo 18.30 y nos fuimos a llevar a Elvis a andar en monopatín. Empecé a sentir algunas oleadas suaves que me hacían parar un toque mientras caminaba pero sin dolor.
Cenamos y tipo 22 fui a acostar a Elvis, me quedé en la cama con él, pero no me pude dormir profundo. A las 12 de la noche ya no podía estar acostada, esas oleadas marcaban cada vez más presencia y necesitaba moverme.
Me senté en la pelota al borde de la cama donde colechaban Elvis y Lucho y me puse los auriculares con la lista de música que había armado los últimos días para setear mi mente. Sin luces.
Se intensificaban las sensaciones pero el espacio entre ellas todavía era grande así que seguí en esa hasta que ya necesitaba hacer sonidos. Quería que Lucho y Elvis durmieran y quería estar sola así que me fui al cuarto de Elvis.
Como a las 2 am les avisé a las parteras que las contracciones estaban ahí pero que todavía estaba bien.
Alrededor de las 3 am estaba segura de que el viaje estaba en curso y no iba a detenerse, mi percepción estaba cambiando y desperté a Lucho para que les avise a las chicas, antes de estar tan adentro del viaje de no poder hablar.
A las 4 Lucho les dijo que vengan, que yo estaba lista para que vinieran.
Nos fuimos abajo y le pedimos a la mamá de Lucho, que había venido a ayudarnos con Elvis, que suba a estar con él pero se despertó y quizo venir conmigo abajo.
Tiramos un colchón en el piso del living y yo empecé a trabajar. Lucho y Elvis jugaban al lado. Total oscuridad y la lámpara de sal.
5.15 llegaron las chicas. Yo estaba en cuatro patas sobre el colchón agarrada del sillón. Dolía cada oleada, vocalizaba y gritaba. Pero entre las olas había calma y podía hablar con Elvis que me miraba cada tanto curioso. Me sentía tranquila, con fuerza, con fe, con ganas de conocer a Ziggy de este lado.
Desde ese momento al alumbramiento fue un trance. Solo se que Elvis se fue en cuanto mis sonidos se pusieron guturales y el trabajo de parto inminente.
Recuerdo dolor intenso y un momento de quiebre en el que sentí que me moría y se lo dije a Lucho, en el que quería que terminara todo. Pero siempre con la certeza de saber que tenía que atravesarlo y ninguna intención de escaparme. Se sentía un trabajo rítmico y continuo.
Recuerdo la mirada y los brazos de Lucho. Los masajes de Caro y Ana en cada contracción. Sus manos. Su presencia firme y silenciosamente alentadora.
Tipo 6 llegó Iara, fue un viento de luz y fuerza. Me abrazó y me sostuvo durante varias oleadas.
Recuerdo la fuerza inmensa que salía de mí cuando la cabeza de mi hijo coronaba y el saber que tenía que llegar hasta el final, hasta alcanzar el alivio.
8.34 un pujo su cabeza, pausa, aro de fuego (no lo había sentido con Elvis que salió entero en un pujo), otro pujo el cuerpo. Lucho solo me soltó para ponerse atrás mío y agarrarlo. Yo seguía en cuatro pero con un pie en el suelo. Y ahí la luz. Un enorme bebé azul cubierto en unto.
Lo agarré y me acosté en el colchón. Lloró. Y a la teta.
Alumbré la placenta al ratito, tirando suave del cordón cuando sentí que ya estaba lista. Y ahí el alivio. Hola Ziggy Stardust.

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Ella/ Milagros Vela. Nací en Entre Ríos y emigré a Bs. As. donde actualmente vivo con mi familia. Comparto clases de yoga y acompaño a mujeres gestantes y puérperas desde el movimiento y otros saberes que fui aprendiendo y viviendo yo misma. Soy mujer, madre, yogi, tarotista y doula placentaria entre otras cosas. Vivo en constante búsqueda y exploración espiritual y deseo criar a mis hijos en tribu y libres como lo hacían nuestrxs ancestrxs.