Magia/Poesía

Virginia Recagno

Amamantar duele.
Me encuentra partida al medio después del parto,
vaginal o abdominal.
Lo mismo da.
Entregando el cuerpo,
las 24 horas,
los siete días.

Duele porque estos pechos no estaban preparados para pasar a ser cordón umbilical de un día a otro.
Porque el tabú de la sociedad los había privado de luz,
y a nosotras, mujeres, de la red.
Del pasaje de información y conocimiento.

Se irritan primero -y yo también, navegando en el mar de hormonas-
Y se ponen rosados, y se abren -como yo, también-.
Y duelen.
Pero banco.
Él succiona y yo me muerdo la mano.
Elijo hoy apretar los dientes mientras amamanto porque soy su fuente, entre otras, de alimento.
Y porque la intensidad de las primeras horas, todo lo nuevo, lo mío y del bebé, inhibe el dolor.
Lo silencian.
Hay que aprender a alimentar, a hacer dormir, a entenderle:
a sobrevivir.

Y a los días,
junto con el cansancio en aumento,
el dolor me toma el cuerpo.
Ahora hay heridas, a carne viva, que sangran.
Marcas de lo que no escuché,
de lo que no ví,
que no cicatrizan porque cada succión las vuelve a abrir.
Y me pregunto por qué no las escuché,
por qué me pasa esto esto a mí,
cuánto durará.

Y no encuentro respuestas a ninguna de estas preguntas. Y lloro.
Y lo miro, y las lágrimas caen sobre mis pechos, mientras succiona y me mira, y ahí encuentro la respuesta:
duele porque me corrí del medio,
y esto si bien lo había logrado unas pocas veces,
nunca lo había hecho por otra persona: mi hijo.

*

Este texto lo escribí a un mes de haber parido. Nunca imaginé que amamantar iba a doler y en el tránsito de ese dolor, me encontré con muchas otras madres que me lo confirmaron. A cada una le dolió por distintas razones. Hoy, 50 días después, puedo decir que el dolor pasa. A cada una le toma el tiempo que necesita, pero pasa. Se atraviesa. Y lo que viene luego, es realmente hermoso. Y eso es así porque logramos atravesarlo. Y porque en el medio logramos enlazarnos.

Gracias a Myriam y a Den por acercarme todas las recetas, pero sobre todo la oreja. Y a Valentín, por sostener y bancar la toma -literal-.

 

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Fotografía/ Valentín Río (@valentin.rio)

Texto/ Virginia Recagno (@hija_de_Neptuno)
Actriz, periodista, economista. Nacida en 1988 en Montevideo, Uruguay. Parí junto a Milo, mi hijo, a Puro Útero, un proyecto que comienza como un blog de poesía puérpera y que se ha convertido, además de un canal de desahogo, en un lugar de encuentro, un generador de red. En tiempos de revoluciones externas e internas, esta ha sido una de mis anclas a tierra. En @puro_utero comparto algunos otros textos, y si querés intercambiar, con gusto te leo en virginia.recagno@gmail.com.