Magia/Poesía

Virginia Caresani

Serenata
Alguien me contó que en Ecuador,
cuando a una mujer se le muere un hijo
es costumbre ir a la puerta y darle una serenata.
La mujer se pone un chal encima de la ropa
que no recuerda haberse puesto,
una calza dada vuelta o un jean descosido.
Y sale al balcón.
Y abre su ventana al dolor.

La serenata empieza líquida, respetuosa.
Y la mujer deja que la música suba al balcón
y llegue a su cuerpo.
Y los músicos suben la apuesta y tocan tan fuerte

tan fuerte
que algo se despega
como se despega el catarro de un pulmón.

Y tocan tan fuerte que la vibración
retumba en el corazón anestesiado
y entonces los ojos de la mujer
tocan una música de agua que queda escrita
para siempre en la partitura del mundo.

 

¿Orden?
A veces la gente muere
en el orden incorrecto
como si al creador del juego
se le hubieran mezclado
las fichas.

El cachorro muere antes
que la madre
y queda el abuelo
olvidado en la punta
de la cama.

Combato la idea de la muerte
con silencios luminosos
y planto palmeras
que al atardecer
se llenan de loros salvajes
a los que alguna vez
voy a enseñarles
a decir tu nombre.

 

Nadie
Leí en un libro:
“La primera cría de la chita no sobrevive.
Así es como la chita aprende a ser mamá”.
La imagen de la chita me persigue a veces
sus manchas negras caen en una carrera rápida
tan rápida
que nadie llega a verla,
sólo la sabana africana la cubre.
Lleva del cuello a la cría y la mece en el pastizal
Sus patas doradas parecen pintadas en cartón.
Quiero decirle: lengueteá el cuerpo, sentí
su pelo suave y no escuches nada.
Nadie puede explicarte esto.

 

Lluvia
Mirábamos la lluvia
por la ventana semicircular de la cocina
-esa ventana en la que cabían 

tres gotas y nosotros con la nariz pegada-
y después con el aliento dibujábamos algo
-un corazón, una hormiga-
esperábamos que la lluvia amainara
y se retirara como el mar en el sur
cuando se lo lleva el tiempo.
Te ponía tus botas rojas
y salíamos a pisar charcos,
tu risa a coro con los pájaros
que querían secar sus alas.

Y entonces se nos ocurrió la idea:
colocarnos bajo el sauce llorón
tirar suave primero
fuerte después
y recibir, abajo
nuestra propia lluvia.

 

Visita
Te cortaste el pelo
y apareció
como una visita inesperada
en la noche más fría del año,
la cara de tu hermano
en tu cara.

Encendí la chimenea
para que te quedaras:
nos sentamos
sobre los almohadones
a mirar las llamas
hasta que las brasas
se hicieron blancas

y el humo se extinguió
descansando
sobre una pila
de polvo gris
y tu cara
fue de nuevo
tu cara
y pudimos
decir adiós.

 

Brillo
Algo brilla a lo lejos
en un punto entre
el río sedoso
y el cielo roto
por el sol

¿Será tu ausencia?

¿Será tu ausencia
la que brilla ahora
que tu ausencia
es tu manera
de estar?

 

Alas
Alas de hijo
crecen hacia adentro.
Alas de hijo son un enjambre
huérfano de miel.
Alas de hijo ya venían puestas,
desde antes, muy antes de mí.

Y un día, al fin, sueltas
lo llevan de vuelta.

 

Luces
Hay un cielo al que van los hijos
es blanco y tiene forma
de frutillas con crema.
Los hijos crecen metiendo el dedo
en esa crema y nadie los reta.

Hay un cielo al que van los hijos
ahí tienen trabajos importantes
como batir los huevos de las tortas
y todos los días hay un cumpleaños.

Hay un cielo al que van los hijos
en el que los juguetes no se rompen
y jamás se pierden.
Los dientes no salen, las encías no duelen
Nada duele, nadie clava la mirada.

Los hijos que van al cielo
prenden y apagan las luces del mundo.

 

 

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Ella/Virginia Caresani es Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Profesora de Letras. Acaba de publicar el poemario Formas de ser el río, con la editorial Peces de ciudad. Los poemas publicados aquí pertenecen a su libro inédito Formas de mirar tu ausencia. Forma parte, junto a Marcela Minakowski, de la editorial Alegría de los vientos con la que lanzó recientemente el libro digital Diario de sueños en Cuarentena. Produjo el programa Bibliomaníacos por radio Trend Topic y actualmente conduce El Quincho Literario, un ciclo de lecturas de poesía y microcuentos dedicado a la difusión de escritores contemporáneos, todos los domingos a las 20 en directo desde Facebook. https://m.facebook.com/virginia.caresani.79

Ilustración/Heliana Vera es artista visual, egresada de la Licenciatura de la U.N.A. Desde 2000 realiza proyectos artísticos en dibujo, fotografía, performance y video performance entre otros. Su trabajo gira en torno a la exaltación de lo vivo, a la lucha entre la belleza y la violencia, sobre los cuerpos vegetales, minerales y animales en estado salvaje: Una piedra es un mapa, el agua guarda demasiados secretos, los ojos de los animales son espejos en pugna. Su ecosistema es de deseo y tensión, supervivencia, dolor y pasión. Actualmente es comunicadora visual, activista feminista y docente en la cátedra de Visualización de Interfaces de la Tecnicatura de Desarrollo web de la Universidad de La Matanza (UNLaM).

El presente trabajo (Detalle 1) corresponde a la serie  «La organización de lo vivo». Danza en el Mar I y II. Estilógrafo s/papel 42 x 29,7 cm. Junio 2020.