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Camila Lavalle

¨Me tomé un café sola por primera vez con un elefante.
Enrique, que así fue como se presentó, cambiaba de color constantemente. De rosa pasó a Magenta y de Magenta a verde, sin importarle mucho el círculo cromático.
No me acuerdo exactamente de donde era Enrique, lo que jamás iba a olvidar era su parentesco con Florencia la flor. Algo bastante insólito.
Llegué a casa y le pregunté a Margarita si ella sabía de donde era Florencia (son muy amigas). Automáticamente me contestó ¨De Floripondio mamá!¨, claro cómo pude haberme olvidado?
Aquel pueblo colorido donde el cielo es fucsia, el pasto naranja y el lago azul.
El elefante Enrique y Florencia la flor eran primos terceros. En Floripondio los árboles genealógicos son bastante complejos para la razón del mundo real.
Creo que Enrique nunca había tomado café especialidad por que su cara lo delató. Termino el shot de expreso y se le desorbitaron los ojos. Parecían Saturno y Urano chocándose uno con el otro.
Tuvimos una charla interesante donde intercambiamos algunas ideas sobre cómo mejorar el mundo y ser mejores personas. Coincidimos en fomentar la comunicación y el respeto como pilares fundamentales para cualquier sociedad.
Enrique estaba con poco tiempo, pero quedamos en volver a vernos pronto. En cuanto abrí los ojos ya se había ido¨.

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Soy Camila, fotógrafa y mamá de Margarita. En noviembre del 2018 mi vida cambió radicalmente. Lejos de tener tintes románticos, este nuevo vinculo madre/hija me llevo a reencontrarme con mi niña interior. Ser que adoro y que durante mucho tiempo tuve olvidada.
Mi hija también me enseñó que cometemos muchísimos más errores de los que nos imaginamos y que, a pesar de todo, eso es absolutamente válido. Es por eso que decidí empezar a retratar nuestra cotidianidad a través de fotografías analógicas. Una herramienta la cual me ayuda a bajar la ansiedad y me recuerda que de los errores siempre, siempre, se aprende. Podés ver más de su trabajo en Ig. @camila.lavalleph, www.camilalavalle.com