Nostalgia del futuro

Todo tiembla y yo lo celebro, hija

Por Violeta Osorio*

Hace unos meses me dijiste muy afligida que te preocupaba la adolescencia, que tenías miedo porque te habían dicho que te ibas a pelear conmigo, que de pronto dejaría de ser tu “ídola” para convertirme en la señora molesta, recuerdo que me reí fuerte mientras pensaba en a quien tendría que matar por esa idea desafortunada, lxs adultxs podemos ser tan nocivxs para lxs niñxs… pero en ese momento, uno de esos momentos de lucidez materna te dije: ¨hija, va a ser grandioso, tu adolescencia va a ser una aventura maravillosa. Sí, te pondrás frente a mí, me enfrentarás, señalarás todas y cada una de nuestras diferencias, me mostrarás mis errores, verás mis miserias, pondrás en duda todo lo que digo, me cuestionarás profundo, y aún así todo va a estar bien, porque en esto también estamos juntas. Necesitas saber quién eres lejos de mí y más allá de mí, el espejo que yo solía devolverte te quedará chico y escaso y si puedes desafiarme, podrás con el mundo entero. Va a ser hermoso ser testigo de tu proceso, verte descubrirte, va a ser grandioso verte desplegar tus alas, delinear tu mundo, conquistarte tuya, como fue grandioso cuando te vi por primera vez y acompañé tu entrada en este mundo”. A partir de ese momento, empezaste a pisar fuerte, fue como si esas palabras fueran la red que necesitabas para saltar y con valentía y decisión te lanzaste al vacío.

Lo que en ese momento no pude prever era el enamoramiento intenso que estos meses en los que cada vez más decididamente empiezas a asomarte a la aventura de la adolescencia podían generar en mí. Nadie escapa a tus análisis agudos, tus cuestionamientos lúcidos que van directo al centro, esas frases repletas de verdad que formulas con tanta potencia que nos dejan sin aliento, te pones frente a nosotrxs con fuego en tus ojos y con profundo amor, pero con decisión nos muestras nuestras pequeñeces como si nos gritaras “pónganse a la altura están criando a un mujer fuerte y poderosa”. Todo tiembla y yo lo celebro hija, disfruto tus cuestionamientos, aunque muchas veces me tocan directo en la llaga y me encuentro balbuceando sin respuesta, tratando de rearmarme, porque con tus 11 años recién estrenados tienes cosas resueltas que a mí aún se me escapan entre los dedos. Hace unos meses, por ejemplo mientras mirabas el desenlace de una película que veían con Frida, paraste la peli, la miraste a los ojos y le dijiste: “que nunca nadie te haga creer que ser una mujer fuerte, valiente y decidida es ser mala y si eso piensan pues somos malas y estamos juntas” luego la abrazaste y yo solo pude sentir las lágrimas correr por mis mejillas. Te miro con admiración y orgullo, te veo ensayar ese yo tuyo lejos de mí, con decisión y valentía y sé que no existe ningún otro lugar en el mundo donde quiera estar que a tu lado, viéndote desplegar toda tu potencia.

Crece mí niña, yo seguiré cuidando tus raíces, cuando así lo quieras estaré junto a ti en medio del mar embravecido, navegando a tu lado, impulsando tu vuelo, y también puedes soltar mi mano cuando estés lista con la certeza que siempre va a estar ahí para que te aferres fuerte.

Felices 11 años Kyara. Toma la vida salvaje, poderosa, radiante y plena que corre por tus venas y vívela libre. No nos debes nada, tómalo todo y sigue haciendo de este mundo un mundo a tu medida. Hoy como desde el instante que te supe conmigo te amo porque eres, porque existes.

 

>>>

Violeta Osorio. Activista por los derechos sexuales y (no) reproductivos, integrante de las agrupaciones feministas Las Casildas, OVO y Fortaleza´85. Co-autora del libro “Nacer en Casa: el viaje del nacimiento”. Madre de Kyara y Frida.