Magia/Poesía

natalia fortuny

I

te recibo y te canto
antes
que te atrevas o sepas
las vocales para preguntar
me adelanto
me explico como puedo
por ejemplo
la tarea de la arquitectura
es suave: a nosotros
nos dejó unas salpicaduras de cemento
en la terraza.

las astromelias que me regalaron
con tu papá
fueron cuidadas de chiquitas
no sé si es lo mejor
que les dé el aire caliente de la estufa
además el gato ya se comió una.

soy igualita a vos, aprendo
cosas nuevas cada día
que el amor se mide
en gotitas de saliva y otros materiales
en palabras: el amor es líquido
la sola noción de leche o la idea
me confundió antes
ahora hace brillar nuestro cono del silencio
veo la lengua de un cachorro
tomar agua de la vereda
toda temblor.

eso sí:
de una pila de cosas no conviene
sacar la cosa del medio
por ejemplo, la señora que tomó el paquete de azúcar
de la pila del supermercado
tuvimos que sostener todo las dos
los brazos metidos en paquetes hasta los hombros
y con las piernas también
frenando el derrumbe
para conocernos dijo
hoy es el santo de tu bebé
y vos lloraste.

 

II

Mi hijo tiene un delantal de acrocel
a cuadros azules. Con hilo
bordé su nombre, en cadena
sobre el corazón.
Mientras bordaba vino algo.
Vino desde el pupitre que nos sostenía
de pie frente a los grandes.
Vino de mi delantal blanco a tablas
atado atrás con moño
y de las clases horribles de la maestra de labores
que me odiaba como a una adulta.
El hilo venía con sus cosas
oscuras y yo amaba el hilo
y el punto que mis manos
habían aprendido para ese momento.
Quiero decir, no son los logros de nadie
ni del negrito de cerámica
que agradecía con la cabeza
cuando ponías una moneda
ni de la aguja que me clavaron sin querer en el patio.
Pero todo estaba ahí, está acá
en la tela liviana
cada mañana mientras lo visto dormida.

Empezamos a subir las escaleras
son tres pisos, y el calor
las bolsas del supermercado y Simón
se esfuerza en levantar los pies
hasta sus rodillas.
Los escalones son tan altos y frescos en verano
dan ganas de acostarse ahí
almorzando lo que traen las bolsas.
Así dispuestos
trepando transpirados a mediodía
desde planta baja sube ella, también
la vecina
nos acerca algo usado, algo querido
un regalo máquina del tiempo.
Oh niño para ti qué significa
este Liono de los Thundercats con guante-garra
que mueve brazos y piernas
y en una de sus botas
dice Telepix 1985.

No despierten al soldado que duerme
así empieza
un libro de mi hijo en la tapa.
Cada página es de goma eva, con solapas
y está escrito en otro idioma.
Los compro en la librería de la cuadra
están en saldo y además
todavía no sabe leer.
Este me sorprendió, hoy
entre los gritos de no dormir la siesta.
No despierten al soldado que duerme
no despierten al soldado que duerme.
Así en catalán
suena a una fábula de abuelos
algo con guerra civil
con Lorca y cartas desde el frente.
También, una advertencia:
cosas brutales, cosas piadosas
para entretener a la criaturada.

Un chico de seis se aparta en el recreo
hasta un charco de agua.
Vio varias veces el mismo charco:
el agua de lluvia, el recreo
la mano pesada del amigo.
Un chico se aparta
elige una hoja verde
liviana como moneda
la tira al agua y pide un deseo.
¿Qué pide a los dioses este nene
en esta hoja
de árbol a la luz de la mañana?
Es algo, dice, tan raro
y difícil de cumplir.
Preciso un bisturí para abrir las nervaduras
y saber
qué hay flotando.
Una hoja al azar, pesada de anhelo
que no se hunde
transporta lo que sostiene.

 

III

Da para mil poemas
cómo entra por la ventana
el primer amanecer de mi hija dormida.
Nunca vio uno, así
que despierta, abre los ojos, quiere entender.
Todavía no me aprendí su cara
y hasta ahora lo que sé:
mi hija señala algo tibio, trabajoso
algo que no hay que perderse.


Cuando elegimos tu nombre, Eloísa
para eludir preguntas
creímos en un linaje de princesa
guerrera y escritora medieval
cartonera
nos gustó siempre
la O redonda de tu apócope
en tres fonemas
vocálico palatal (E)
lateral alveolar (L)
vocálico velar (O).
En ese recorte de vos
estás: bella
vital, rapera y ágil
colgando de puertas y sillas
mientras hablás de Pókemon
de peluches con ojos brillantes.
Hace poco dijiste
que, de noche
te salen sueños por los ojos.
Cada tanto, si el día es bueno
vivo un ratito las imágenes
de esa proyección.

 

IV

Canción
Anoche
era medianoche
y el último día
de vacaciones de invierno.

No se podían dormir
cantaban y peleaban
sin proponernos
empezamos a armar
un poema o una canción
para cantar hasta dormirse.

Al otro día al levantarnos
la recordamos entera.

Una gota de lluvia cae en el mar
ploc ploc ploc ploc.

¿Qué piensa la gota que cae en el mar?
¿Qué piensa la gota que cae en el barro?
¿Qué piensa la gota que cae en la vereda?
¿Qué piensa la gota que cae en el pelo de un chico que pasa?

Todas piensan
¿por qué estoy aquí?

 

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Natalia Fortuny nació en Buenos Aires en 1977. Es poeta, docente e investigadora sobre fotografía contemporánea, arte y política. En poesía publicó los libros Chacarita (Determinado Rumor, 2017, disponible aquí) La construcción (Gog y Magog, 2010) y Hueso (En Danza, 2007). Hay poemas suyos en las antologías Plantas (En Danza, 2017), Muerte (En Danza, 2015), Peligro inflamable. Antología de poesía contemporánea (Folía, 2011), Poesía Manuscrita vol. 2 (Poesía Manuscrita, 2009), Última poesía argentina (En Danza, 2008), Felicidades también (18 poetas) (2005), entre otros. Los poemas de esta selección fueron escritos en diferentes momentos de los últimos diez años, y son inéditos.

Ilustración/ «The intruder» de Liliana Porter. Fuente:  https://www.beatrizgilgaleria.com/otras-obras-disponibles/liliana-porter/the-intruder-detail