Magia/Poesía

Flor Codagnone

El año pasado me invitaron a elegir y reversionar un poema de Paco Urondo. Acepté el desafío aunque nunca había hecho tal cosa, menos, con uno de los poetas que más me gustan. Enseguida empecé a trabajar. Leía sin saber qué buscaba hasta que unos versos me hicieron detener. Estaba frente a un poema-legado. Un poema-futuro. Y no podía parar de llorar.
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El año pasado empecé a dejar de sentir miedo. Un miedo que me paralizaba hasta el tuétano. Uno profundamente irracional y profundamente físico. Un miedo que se fue soltando, de pronto, muy de a poco. Habían pasado algo más de cuatro años de esa semana en la que me dijeron “estás embarazada”, “no estás más embarazada”, “seguís embarazada, pero el embrión está en un lugar en el que no debería”. Cuatro años de esa mañana en que me desperté y un dolor agudo me hizo vomitar sin respiro, sin parar, y desmayarme dos veces. Cuatro años de que mi compañero me creyese muerta porque no reaccionaba. Cuatro años de que cuando logré llegar a la guardia, el camillero le preguntara a la enfermera qué es un embarazo ectópico y la enfermera contestara sólo con la mímica de sus labios para que yo no escuchara (pero no se tapó la boca ante mis ojos): “la puede matar”, dijo. Después, la operación. La ligadura de la trompa. Las transfusiones. La violencia médica. Las angustias…
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A unos días de la propuesta de la agencia Paco Urondo, supe que mi poema estaba terminado. Antes, había invocado a Paco y le había pedido permiso para trabajar con él. Le había pedido algo más, secreto, algo que jugaba y que se comprometía con el lenguaje más allá del lenguaje (si eso es posible). Le había pedido que mis versos se convirtieran en otra cosa. El poema se había escrito solo. Mejor, me había escrito. Y no hacía falta demasiado para saber que iba más lejos que las palabras, que las estrofas, que los versos. Este poema opera en otro terreno. Es un poema-llave. Conjura algo de la posibilidad. Toca el deseo y el futuro. Ese “querido hijo no nacido” al que le hablo no es el pasado ni el miedo extremo ni lo perdido. Es la posibilidad de deseo y de futuro. Un “aún-no”. Ahora, tengo la llave.
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Otra cosa – Paco Urondo
Queridos hijitos, su papá poco sabe de ustedes
y sufre por esto. Quiero ofrecer un destino
luminoso y alegre, pero no es todo
y ustedes saben:
las sombras,
las sombras,
las sombras,
las sombras
me molestan y no las puedo tolerar.
Hijitos míos, no hay que ponerse tristes
por cada triste despedida:
todas lo son, es sabido,
porque hay otra partida, otra cosa,
digamos,
donde nada,
nada
está resuelto.
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Cariño
cuando te abras paso
encontrarás
aquí una poeta
seguramente no lo que uno elegiría
Diane di Prima, “Canción para el Bebé O, nonato”

Querido hijo no nacido,
esta mujer que soy no sabe
si puede convertirse en madre
de vos. No se trata
de algo físico:
son estas sombras estos miedos
estas sombras este mundo
estos miedos este cuerpo.

Yo, pura posibilidad
de vos. Vos pura
potencia. Y ahí te vas,
mes a mes, sos
el río de sangre
en que devengo.

Hoy la clandestinidad
es otra cosa.

Yo quisiera saberte
sembrado en mí, luminoso,
creciendo libre, jugando
partidas con el destino,

pero busco, incansable,
ese páramo
donde no decido: si
te quiero no quiero
te quiero no puedo

Querido hijito no nacido,
hoy la cárcel
es otra cosa.

 

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Poemas/Flor Codagnone Nació en Buenos Aires en 1982. Es poeta, traductora, periodista. Coordina talleres y clínicas literarias. Participó, entre otras, de las antologías Transfronterizas. 38 poetas latinoamericanas (UNAM, 2016), Esto pasa. Poesía en Buenos Aires (Llanto de mudo, 2015), Grito de Mujer Buenos Aires (Biblioteca de las Grandes Naciones, 2016), Poemas de la Resistencia (Clara Beter, 2016) y del libro Hablemos de angustias (Letra Viva, 2013). Co-escribió Literatura ∞ Psicoanálisis: El signo de lo irrepetible (Letra Viva, 2013). Tradujo Los Beatles y Lacan: Un réquiem para la Edad Moderna (Galerna, 2013) y Antes de decirnos adiós (Galerna, 2014). Publicó los poemarios Mudas (Pánico el Pánico, 2013), Celo (Pánico el Pánico, 2014) y Resto (Modesto Rimba, 2016). En 2017, Una casa vacía, aún inédito, fue finalista del Concurso Internacional Raúl González Tuñón.

Ilustración/Erika Gutierrez ¨Soy Herikita, trabajo a las doce de la noche como los ratones de cenicienta, casi siempre cuando todos duermen algo aparece en mi cabeza. Soy la reina de los malos días, algunos diaas tengo buenos diaas , nadie me quiere pienso todo el tiempo y esta frase suena en mi cabeza con la canción de la cenicienta cuando ellas destruyen su vestido. Tal vez es algo, tal vez no es nada, creo que accidentalmente filmé un ovni o tal vez es solo el reflejo de mi soledad en el cielo¨. Podés ver más de su trabajo en http://cargocollective.com/herikitaconk